Rutina facial: una práctica diaria para la salud de la piel

Por Paola Machado Costa, Tecnóloga en Cosmetología
La piel es un órgano de vital importancia, además de ser uno de los más grandes del cuerpo. Es una barrera protectora que aísla al organismo del me- dio que le rodea, protegiéndole y contribuyendo a mantener el equilibrio y la integridad de sus estructuras y funciones.
A su vez, desempeña el rol de sistema de comunicación con el entorno. Entre otras funciones se destacan:
- Genera la melanina, el pigmento que da color a la piel, nos da identidad como etnia y nos protege de las radiaciones.
- Contribuye a la regulación de la temperatura del cuerpo a través de los vasos sanguíneos.
- Todas las sensaciones y las emociones pasan por la piel, pues es un órgano que tiene una red nerviosa muy
- importante y además radica allí el sentido del tacto.
- Guarda la información de todo el daño que le provocamos a lo largo de nuestras vidas.
La sociedad uruguaya se ha visto influenciada por la gran inmigración de países latinos y centroamericanos y, poco a poco, se consolida la llamada comunidad “skin care”. Son mujeres y hombres (sobre todo mujeres de varias franjas etarias) que se preocupan por tener y seguir una rutina de cuidado diario, de usar los productos correctos y adecuados para su tipo de piel; investigan, indagan, compran y consumen gran cantidad de cosméticos y tienen un médico o cosmetólogo de cabecera.
Escalera al éxito
Según nuestro biotipo cutáneo (seco, graso, sensible, entre otros), la edad, las actividades que realicemos y nuestras propias preferencias, elegiremos el “kit” que nos acompañará en este fascinante camino, en el cual nuestra piel se verá notoriamente más fresca y hermosa.
Una rutina básica consiste en tres pasos fundamentales: higiene, hidratación y fotoprotección.
Este es el primer paso de la rutina; de ella dependerá el éxito de las posteriores acciones del ritual de belleza. La función del producto que se utilice es la de retirar de la superficie cutánea el sudor, sebo, células de la capa más superficial (córnea), microorganismos que habitan la piel, toxinas, todos los elementos resultantes de la polución ambiental y/o restos de maquillaje. Debe procurar mantener el pH normal de la piel que es ligeramente ácido.
La higiene garantiza la penetración de sustancias activas contenidas en tratamientos hidratantes, correctores, seborreguladores, entre otros. Es fundamental hacerla una o, a lo sumo, dos veces al día; es imprescindible la higiene de la noche, de forma de que durante el descanso reparador la piel se encuentre limpia e hidratada.
El producto de higiene debe cumplir con ciertas condiciones: tener acción superficial pero efectiva, poder esparcirse de forma fácil, atrapar las partículas de suciedad sin irritar, deshidratar, sensibilizar o resecar la piel. Finalmente, tener aceptables propiedades organolépticas (olor, color y textura agradables para el consumidor).
Es aconsejable, sobre todo si nos maquillamos, realizar dos pasos consecutivos de higiene. Recomen- damos como primer paso utilizar un agua micelar o productos en base a aceites vegetales, ya que estos son muy efectivos para atrapar las partículas de la polución, sebo, sudor y maquillaje. El agua micelar está formulada a base de micelas, moléculas capa- ces de atraer la suciedad y el sebo del rostro, transportándolos a través del agua para eliminarlos de la piel.
Para el segundo paso se puede optar por una emulsión (leche), un gel o mousse (espuma), o una crema (cold cream) de limpieza. Todo dependerá del tipo de piel y de las preferencias que tengamos.
Los más avezados en rituales skin care utilizan ce- pillos o esponjas exfoliantes eléctricas de limpieza. Consideramos que no es recomendable el uso diario de estos implementos de aparatología.
Para el retiro del producto se pueden usar tisúes, discos de algodón/esponjas, o bien aplicar agua de hierbas o agua termal. También se puede proceder a realizar un enjuague con abundante agua fría o tibia.
Productos elegidos
En ese momento la piel está lista para recibir un tratamiento antioxidante, hidratante/nutritivo. Es conveniente elegir productos hidratantes que con- tengan por ejemplo ácido hialurónico (gran atrapador de moléculas de agua), vitaminas C y E, factor normal de hidratación, ceramidas, entre otros activos que contribuirán a que la piel se vea radiante. Durante el día, si vamos a estar expuestos al sol o, incluso, a la pantalla de la computadora es necesario aplicar sobre la piel un protector solar.
Se debe elegir un producto que sea de amplio espectro, es decir que no solo nos proteja de la radiación ultravioleta A y B, sino también de la luz visible de alta energía (luz azul) de las pantallas, así como de las luces alógenas.
Afortunadamente, hoy tenemos a nuestra disposición protectores solares vitaminados que contienen agentes antioxidantes, hidratantes (ácido hialurónico), inhibidores de la polución e incluso color para aquellos que son más prácticos y desean tener todo en un solo producto.
Existen variadas texturas y presentaciones de los protectores solares. En los últimos tiempos, los más renombrados son los dry touch (toque seco), en presentaciones como crema, gel, o también se pueden conseguir en polvo mineral, lo cual hace que no tengamos excusa para no usarlos durante todo el año, incluso los días nublados y lluviosos.
Finalmente, recomendamos consultar una vez al mes a un profesional de la cosmetología médica para realizar una higiene más exhaustiva.
Es un mito la aseveración de que ciertos tratamientos como las higienes con extracciones de comedones (puntos negros) o los peelings solo se hacen en invierno.
Una cosmetóloga recurrirá a otros recursos, como ser el uso de productos profesionales, ácidos para eliminar células de la capa más superficial de la piel, de modo de promover la regeneración. Asimismo podrá recurrir a la utilización de aparatología, como por ejemplo la paleta ultrasónica, la microdermoabrasión con puntas de diamante, entre otras, avaladas para la obtención de resultados óptimos.